jueves, 28 de julio de 2022

CÓMO SE FORMÓ EL PUEBLO SANTA ROSA (ITUZAINGÓ)

 

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DESDE 1754 HASTA NUESTROS DÍAS

Cuando el andar del tiempo va dejando sobre las cosas de la vida la amarillenta pátina de lo antiguo hace que ellas nos sean indiferentes. Y sin embargo, cuántas son las veces que quitando ese polvillo del pasado que las cubre hallamos en ellas sorpresas agradables.

Por eso, estimado lector, el tiempo que os robará esta breve reseña histórica, arrancando el velo de los tiempos idos a muchas cosas de este pueblo, os hará conocer detalles que el afanoso andar de los años ha borrado con las materialidades de la vida actual.

En la búsqueda de datos históricos que me proporcionasen elementos de juicio para poder haber hecho un estudio más amplio, la suerte me ha sido propicia y lo digo así en razón de que antiguamente se les asignaba escaso valor a los hechos y documentos de la época que pudiesen arrojar alguna luz sobre los acontecimientos ocurridos, salvo aquéllos que llevaban en sí el valor histórico de la formación de nuestra nacionalidad, por cuya razón, para el investigador de hoy, es una ardua tarea hallar antecedentes precisos que nos hablen del origen o la formación de los pueblos.

Por ello me he visto obligado a recurrir fuera de las escasas fuentes históricas que he podido encontrar en los archivos, a los relatos de algunos de los pocos vecinos antiguos que quedan que si bien es cierto entre unos y otros existe disparidad en ciertos detalles, en el fondo son coincidentes, por lo que he aceptado como con mucho visu de verdad las narraciones que de algunos de ellos he recogido.

De aquellas investigaciones, de estos relatos, en algo he podido reconstruir  los orígenes de la formación de esta avanzada de la civilización que vino con el andar de los años a formar este pueblo, el cual quien sabe qué destino le tiene deparado el andar sigiloso del tiempo y que quizás este modesto trabajo sea una pequeña contribución para los espíritus investigadores de las generaciones venideras que quieran saber de las actividades y de los hechos de los que vivieron antaño en estos lugares.

Este trabajo es un simple bosquejo histórico para que los habitantes de este pueblo puedan tener alguna noticia sumera de cómo se formó el mismo b ajo el nombre de Santa Rosa, comúnmente conocido erróneamente por Ituzaingó.

 

UN CAPITÁN DE HUESTES ESPAÑOLAS FUE DUEÑO DE LO QUE ES HOY ITUZAINGÓ EN EL AÑO 1754

 

Existió en la época de la conquista un capitán de las huestes españolas, llamado don Diego Rodríguez Flores, a quien como a todos los de su clase que llegaron a las orillas del Plata en esos años y a mérito de los servicios prestados al Rey, tocóle por Real Cédula una “suerte”(1) de tierra. Estas ”suertes” representaban, aproximadamente media legua de frente por una de fondo, y siempre  fueron individualizadas por accidentes naturales del terreno y muy especialmente para ello se buscaba un arroyo o corriente de agua (llamados en ese entonces “lengua de agua”) y con mayor interés, por cierto, un río navegable; a falta de estos accidentes el punto de referencia era una barranca, cima o un camino principal.

 (1)Nota del editor: Decíase de la parte de tierra de labor, separada de otra por sus lindes.

 

Y así fue como el mencionado capitán don Diego Rodríguez Flores, en virtud de una de esas mercedes reales fue dueño en el año 1754, de una de las suertes principales de Conchas, hasta topar con tierras repartidas.

Tierras repartidas, en aquel entonces eran las que ya habían salido del dominio real y también aquellas que eran de pertenencia de militares o particulares a mérito de reales órdenes.

La expresada suerte que correspondió al capitán don Diego Rodríguez Flores tenía un arranque fijo en las márgenes del río Las Conchas y frente al Nord Oeste, sobre el antiguo trazado del Camino a Córdoba (hoy calle Gaona).

Y las tierras repartidas de esta zona arrancaban de la Cañada del pago de Morón, con un fondo de media legua hacia el Sud Este.

Por las características topográficas del terreno y otros hechos que las rodean llego a la hipótesis de que la referida Cañada del pago de Morón viene a ser hoy la parte aquella situada en el bajo que existe entre las actuales estaciones Morón y Castelar (conocidas por tierras de Lértora), que están atravesadas por el llamado arroyo de Morón o de Maison donde aun quedan vestigios de una antigua población que fue de la vieja familia de Maison.

De manera que con la relación que precede creo que he determinado la situación de las tierras que comprendían la suerte real que fue del capitán don Diego Rodríguez Flores, quien las poseyó como he dicho, desde el año 1754.

De esto hacen hoy casi 200 años!!!

 

POR 20 PESETAS SE VENDIÓ TODO ITUZAINGÓ EN 1807

El referido capitán se desprendió de esas tierras, pasándolas a título de venta a su sobrina doña Melchora Romero, la que se obligó a satisfacer su precio de “22 reales” en diversas cuotas.

La fecha exacta de este hecho no he podido obtenerla, pero de una forma evidente consta en un documento privado que he encontrado y del cual paso a ocuparme a continuación.

El expresado documento en la parte que interesa a este trabajo, textualmente dice así:

“Digo yo Faustino Rodríguez Flores, como heredero y apoderado de los demás interesados de un terreno que mi finado abuelo el capitán Diego Rodríguez Flores pactó venderle a su sobrina Melchora Romero en la Cañada de Morón sobre el Camino que llaman de Córdova, lindero a los de Poveda y con sus rumbos al Nord Oeste y Sud Este, que deslinda de los fondos de suertes principales de Conchas hasta topar con tierras repartidas, como así lo acreditan los instrumentos de su compra que lo fue por la suma y cuantía de 22 reales, lo paso en venta a don Francisco Ponce de León, hijo mayor de la susodicha doña Melchora, en razón de haber aquélla enviudado y carecer de los medios para hacer frente a su pago…Ese documento está fechado en Buenos Aires el 31 de mayo 1807 y estableció como precio en favor del hijo de doña Melchora Romero, la suma de 40 reales…

Al pie del mismo existe una liquidación hecha por el referido don Faustino Rodríguez Flores, referente a la forma en que don Francisco Ponce de León cumplió con la obligación de abonar el precio de esas tierras y que, por lo interesante, reproduzco fielmente.

Ella está concebida en los siguientes términos:

“Entregado por Francisco a cuenta de terreno… 24 rls.

El 15 de noviembre de 1810, dio… 7 rls.

En septiembre de 1811 dió 8 rls.

Total… 40 rls.

Así fue como estas tierras vinieron a ser de don Francisco Ponce de León, antiguo vecino del pago de Morón, donde estuvo radicado allá por el año 1809.

El referido vecino contrajo matrimonio con doña Antonina Arévalo el 9 de noviembre de 1809, en el curato del pago de Morón, habiendo fallecido allí mismo el 5 de julio de 1840 y su referida esposa en el año 1860 (la fecha exacta no me ha sido posible constatarla).

Don Francisco Ponce de León y su esposa doña Antonina Arévalo, tuvieron dos hijos nacidos en Morón: Bibiano el 4 de diciembre de 1811 y Juana el23 de agosto de 1813.

Doña Juana Ponce de León casó con don Juan Esteban Figueroa y de este matrimonio tuvieron un hijo llamado Avelino.

Las fechas de esos hechos no he podido obtenerlas en mis investigaciones.

De manera que de la familia Ponce de León dueña de estas tierras desde el año1807 solo quedaron como descendientes directos del tronco de la misma (don Francisco Ponce de León, su hijo Bibiano y su nieto don Avelino Figueroa).

Ahora bien; nos vamos acercando a la época en que en estas tierras hubieron los primeros vestigios de la formación de un vecindario que más tarde se convirtió en un pueblo fundado por don Manuel Rodríguez Fragio, pero antes de continuar mi relación de antecedentes al respecto, me apartaré en algo de los mismos, por ser muy interesante conocer otros detalles referentes a los  orígenes de estas tierras, que parece que el destino las hubiese condenado a ser materia de largos litigios, que no los trato porno ser de la índole de este trabajo.

El 12 de octubre de1840, ante el Juez de Paz del partido de Morón, don Tomás F. de Cieza, don Francisco Ponce de León (fallecido como lo hemos visto anteriormente el 5 de julio de 1840…?) declaró venderá don … (nombre que reservo para no herir  susceptibilidades, desde que aun existen descendientes del comprador), un campo que arrancaba de los fondos del terreno que fue del finado Bartolomé Figueroa, con el camino real lindero  al Sud (hoy es el camino Morón-Luján), que va rumbo al Oeste, en dirección a la casa de la Loma o Tijera (este punto de referencia no he podido ubicarlo), por todo el fondo al Norte, hasta dar con el camino viejo de Córdova (hoy calle Gaona) o suertes principales del río de Las Conchas, cuyo campo dice el referido documento, es parte de lo que correspondió a don Francisco Ponce de León, a mérito de documentos otorgados el año 1821 en favor de su señora madre doña Melchora Romero.

Esa es precisamente la parte del campo que originariamente fue del capitán don Diego Rodríguez Flores en la cual se trazó años más tarde el pueblo Santa Rosa. Dije que muerto don Francisco Ponce de León, le sucedieron su hijo Bibiano y el nieto don Avelino Figueroa, en la propiedad de 482 hectáreas, 4460 cts. cuadrados.

El 1° de octubre de 1863 don Manuel Rodríguez diciéndose sucesor de los derechos de los referidos descendientes de Ponce de León, justificó la posesión de estas tierras el 14 de junio de 1864, y entre los deponentes para demostrar el hecho, figuran los vecinos Mateo Vázquez, José Quejereta, José Alvarez, Miguel Bayero, Luis Pellón, José Pardo, Vicente González, José Ibarra, Wenceslao López y José Pardo (hijo).

Así fue como estas tierras pasaron al dominio de don Manuel Rodríguez Fraio, en las cuales el año 1872 fundó este pueblo.

Muchos años antes del hecho citado, o sea el 14 de octubre de 1827, el Gobierno había encomendado a un Agrimensor señor Romero, que hiciera un relevamiento de todas las tierras que estuvieran en poder de terceros y que fueran originarias de las antiguas suertes de Las Conchas, y entre ellas ubicó las que fueron del finado capitán don Diego Rodríguez Flores, con frente al antiguo camino que va a Córdoba y con un fondo que llegaba hasta el camino que va a Merlo (hoy camino Morón –Luján), estableciendo además que en ese entonces esas tierras eran de pertenencia de don Francisco Ponce de León, y que limitaban por el lado del Este con las tierras repartidas de la Cañada de Morón.

 

HACIA 1827 EL PUENTE MÁRQUEZ ERA LA ÚNICA VÍA DE COMUNICACIÓN CON EL NORTE DE LA REPÚBLICA

Más tarde en el año 1839 el Agrimensor don José María Manso anduvo mensurando estas tierras y las ubicó con frente al antiguo camino a Córdoba y en su trabajo hace una referencia interesante de la existencia de una posta conocida por de Pardo cerca de la población de Pellon y que atravesaba el campo en dirección al Puente de Márquez.

La existencia del expresado puente también la hizo notar en el año 1827 el referido Agrimensor Romero y en esos años  tuvo su importancia, en razón de que era el paso obligado para trasponer el río Las Conchas, porque no existía el actual puente entre los partidos de Merlo y Moreno, de lo que también me ocupo en este trabajo, por tener relación directa con las actividades del fundador del pueblo Santa Rosa.

Así es que en aquellos años la ruta obligada de todo el tráfico del Norte de la República para llegar a Buenos Aires era el paso del Puente de Márquez y seguir por el antiguo camino a Córdoba (hoy calle Gaona).

El campo de don Luis Pellon, que cita el Agrimensor Manso en su trabajo estaba situado al Sud del antiguo camino de Morón a Merlo y era lindero a la suerte que fue del capitán Diego Rodríguez Flores (mensura del año 1827 del Agrimensor Romero).

 

LA FAMOSA POSTA DE PARDO DEBIÓ ESTAR UBICADA POR EL AÑO 1825 EN EL ACTUAL TRAZADO DE ITUZAINGÓ

Ese antecedente como la referencia que hace el Agrimensor Manso de que la posta de Pardo estaba cerca de la población de Pellon y que en sus diligencias atravesaba el campo en dirección al Puente de Márquez con las consiguientes reservas me hace sugerir las siguientes apreciaciones:

Que el hecho de haber existido ya en esa época el antiguo camino a Merlo, dentro del campo que fuera del capitán Rodríguez Flores, su límite por el Sud con el campo que fue de Pellon y el camino que usaba la posta para llegar al Puente de Márquez cruzando el campo, trae la presunción o la casi seguridad de que la posta, si no estaba dentro del trazado del actual pueblo Santa Rosa por lo menos su ubicación era muy próxima al mismo, desde que saliendo de Morón hacia el lado de Merlo, ya existía uno de los boliches más antiguos de estos lugares (en la actual calle Santa Rosa, lindero a la casa que hoy es del vecino señor Arnal, el de Pedernera), y teniendo en cuenta que esos negocios generalmente fueron los primeros vestigios de población en aquellas épocas, no sería difícil de que la posta estuviese situada en sus inmediaciones, dada la vinculación que siempre entre sí, han tenido en los albores de nuestra civilización una y otra cosa, para el mejor desarrollo de sus actividades, pues generalmente en nuestra campaña los boliches o pulperías fueron las estaciones obligadas de las diligencias que iban al interior, por las comodidades que ofrecían al pasajero y al personal encargado de atender esos servicios.

Otro detalle sugerente para abonar mis deducciones es el siguiente:

Ya en el año 1827 existía en el paso obligado por el Puente de Márquez y si la posta de Pardo atravesaba el campo que fue del capitán Rodríguez Flores, hace presumir que el rumbo que tomaba la misma era la actual avenida llamada Puente Márquez, que arrancando del camino Morón-Luján, aun en la actualidad nos lleva hasta las inmediaciones del referido puente.

Esa posibilidad está abonada, además, por la existencia de un antiguo negocio que existió en las inmediaciones de ese puente, que llamaban el boliche de Naón (interesante personaje de quien me ocupo más adelante), y que no hay duda también tuvo su singular importancia, por el intenso tráfico que se operaba en ese lugar.

Por ello, dejando a salvo el error en que pueda incurrir, me inclino a pensar que la posta de pardo habrá usado en aquel entonces el referido camino, salvo que los campos hayan sido abiertos y entonces hubiese hecho su servicio a través de los mismos.

Respecto a los otros medios de comunicación de ese entonces, me ocupo más adelante.

 

LOS PRIMEROS ALBORES DE VECINDARIO. VÍAS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE LA ÉPOCA

Allá por el año 1860 estuvo por estos lugares el Agrimensor Khur  haciendo una mensura de estas tierras, llegando a las mismas conclusiones que los agrimensores Romero y Manso en lo referente  a la ubicación de la suerte del capitán Rodríguez Flores, pero en su pericia ya se nota la existencia de un vecindario más importante, pues cita a diversos propietarios de campos, linderos al que fue materia de su estudio, y entre ellos menciona las siguientes personas: Pedro Arispe (sucesor de Pellon), Cieza, González, Cardoso, Rodríguez, Márquez, Miranda, Lozano, Manrique, Alvarado, etc.

Quiere decir que ya existían poblaciones de mayor o menor importancia aunque bien es cierto, con una cierta distancia entre sí. Además, el referido señor Khur, en su mencionado trabajo hace constar la existencia de la vía del ferrocarril del Oeste, un nuevo camino de Morón a Puente Márquez (más o menos a unos 1500 metros al Norte de la vía) y un nuevo trazado del antiguo camino a Córdoba (a unos 1300 metros más al Sud del anterior, o sea el referido en los trabajos de los agrimensores Romero y Manso).

Entre los vecinos linderos, según el señor Khur, figura el señor Márquez y lo ubica en las inmediaciones del antiguo Camino a Córdoba (hoy Gaona) rumbo Nord Oeste de la suerte del capitán Rodríguez Flores, o sea en las proximidades del puente antes referido que lleva ese nombre, el cual no hay duda debe de haber estado ubicado dentro de los dominios de ese señor, por cuya causa ha llevado como hasta hoy la denominación de “Puente de Márquez”.

Ahora me ocuparé de las vías y medios de comunicación que más comúnmente existieron en ese entonces, hasta muchos años después del paso del ferrocarril por este pueblo.

Si bien es cierto que ya funcionaba (año 1860), ese medio moderno de transporte, tenía su inconveniente en el hecho de que sólo había estación en Morón y en Merlo, y por esa razón resultaba un trastorno hacer el intercambio de productos utilizando el ferrocarril.

Generalmente en aquellos años  existía  la preferencia de hacer el intercambio comercial por Morón, desde que ya era una población de importancia, lo que puede imaginarse el lector, desde que hemos visto que ya existía en el año 1809 el curato, con su correspondiente facultad de autorizar matrimonios y los demás actos inherentes a la vida civil.

Bien; los caminos que se utilizaban entonces como principales vías de comunicación tenían la siguiente ruta: por el Camino de Córdoba (calle Gaona) hasta la intersección del actual camino que va desde Morón a Hurlingham, o de no, la actual avenida Puente Márquez que cruza este pueblo, saliendo del actual camino Morón-Luján hasta llegar a un centenar  de metros al Sud-Este, del puente del mismo nombre; y posteriormente también fue utilizada la actual calle  Santa Rosa.

Con respecto a la actual avenida Puente Márquez debo decir que en su época tuvo singular importancia por haber sido una de las rutas más directas que tenían las tropas en general para llegar a Morón o desviarse hacia el lado de Buenos Aires. Sin embargo en ese camino siempre se luchó con un famoso pantano, lo que dio lugar a que por mucho tiempo nadie pasara por esos lugares y que recién ahora la tesonera labor del malogrado Intendente Ratti lo ha hecho desaparecer. Al respecto existe un relato sobre ese pantano de que el antiguo vecino don Jacinto Salomón dirigiendo una tropa de carros cayó al mismo(que estaba frente al antiguo campo de Leonardo)y pasó toda la noche entre el barro, luchando para salvarse él y su cabalgadura, lo que consiguió después de grandes esfuerzos.

Por esa circunstancia en las épocas de lluvias el tráfico se desviaba unas cuadras más hacia el Este sobre Gaona y se tomaba la actual calle Brandzen que según refieren aunque tenía algunos pantanos, eran más fáciles de salvar que los que existían en la otra ruta.

Y en cuanto a la otra parte del tráfico, también se hacía por la actual calle Santa Rosa o se seguía el antiguo camino a Córdoba (calle Gaona) como lo dije anteriormente.

Pero esta última ruta también tenía su inconveniente, desde que en ella se formaba otro gran pantano en las inmediaciones de la actual quinta del señor Mihanovich, donde a simple vista se nota que es un bajo y allí fue donde en una oportunidad don Gabriel Rodríguez (uno de los primeros pobladores de esa zona) salvó a tiro de lazo a un resero que se estaba ahogando en el lodo de aquel pantano y no pocos también han sido los animales que perecieron en el mismo al paso de las tropas en dirección a Buenos Aires.

Pensemos entonces las proezas y penurias de aquellos hombres que nos trajeron con su labor el adelanto en estos lugares; bien vale la pena recordarlos con cariño un instante!

Sin embargo, ya el progreso en estos sitios exigió una nueva ruta y así fue que evitando el vadeo del río Las Conchas entre los partidos de Merlo y Moreno se formó una nueva e importante vía de comunicación que llegó a ser en la actualidad el orgullo de todos los habitantes de estos lugares: el Camino Morón –Luján y su hermoso puente en el río Las Conchas entre los referidos partidos.

Y es así como el Puente de Márquez fue aliviándose en su tráfico, hasta quedar hoy reducido a un apacible lugar histórico, donde se puede ir tranquilamente al pie de su viejo armazón a meditar en las cosas que el andar de los años van alejando cada vez más de nosotros mismos.

Antiguamente el lugar donde está ubicado el puente llamado “Moreno” era conocido por el “Paso del Cañón”.

Se le llamaba así porque en el lugar preciso donde se vadeaba el río (varios metros al Sud de donde está el actual puente de las vías del ferrocarril)existió muchísimos años semienterrado, un antiguo cañón con la boca para arriba, que dicen era de bronce y de gran tamaño cuya reliquia ya hace algunos años fue extraida por un vecino de esos lugares (cuyo nombre no viene al caso), y que presumo que sus descendientes lo conservarán asignándole  el valor histórico que le corresponde.

 

PARA CRUZAR EL PUENTE MÁRQUEZ EN 1871, DEBÍA ABONARSE UN IMPUESTO, DE ACUERDO A SU TARIFA

Como el vadeo del río, natural es debió hacerse siempre supeditado al estado de crecimiento de sus aguas y dada la necesidad de aliviar el tráfico en el Puente de Márquez; el que más tarde fuera fundador de nuestro pueblo don Manuel Rodríguez Fragio, en unión de otras personas ofreció al Gobierno la construcción de un puente en ese lugar reservándose el derecho de cobrar el peaje, y así fue como el 10 de agosto de 1871 fue aprobado el referido convenio estableciendo la siguiente tarifa para el paso por el puente:

Lanares, 10 reales el ciento

Vacunos, 2 reales por cabeza

Cerdos, 1 real por cabeza

Caballos sueltos 2 reales por cabeza

Caballos montados, 4 reales por cabeza

Rodados en general , 5 reales cada uno

Pasado el puente aun existe un edificio antiguo, siempre muy blanqueado y exhibiendo con hidalguía sus viejas líneas, que es donde existió el primitivo boliche donde había que abonar el derecho de peaje para pasar el puente; y en la actualidad vive aún don Felipe Rodríguez, hijo del fundador del pueblo, quien me ha narrado que siendo él muy niño su padre le dedicaba las horas del día para cuidar el paso del puente y percibir los respectivos derechos.

Evoquemos ese pasado y pensemos lo que la gente de ese entonces tenía que abonar para poder utilizar en sus trabajos ese puente, que hoy se cruza con indiferentismo a altas velocidades con el moderno medio de turismo, sin que nadie tenga que abonar un céntimo.

Sin embargo me hace pensar la reflexión de que a pesar de la existencia del nuevo puente, el antiguo de Márquez conservó siempre una relativa importancia (me refiero alrededor de los años 1871, más o menos), en razón de que hasta algunos años después existió en sus inmediaciones un negocio del cual haré un relato:

 

LA PULPERÍA DE NAÓN FUE EL EJE DE LAS ACTIVIDADES DE AQUELLA ÉPOCA (1870)

Ese negocio  estaba situado a la vera del antiguo Camino de Córdoba, a inmediaciones  de donde está radicado actualmente el Club de Polo “Los Pingüinos” en el campo del doctor I. Sergio Ramírez y propietario del mismo lo fue don Miguel Naón, quien a la vez era Juez de Paz.

Del mismo cuentan que tenía una singular valentía y que siempre en sus andanzas de una manera o de otra, todo le salía bien, teniendo como segundos a cuatro famosos peones que eran los encargados de vigilar el paso de las tropas y cobrar los derechos de tránsito que existían en aquel entonces para pasar de un Partido a otro y como precisamente el referido puente de Márquez siempre como hasta hoy fue el límite de los partidos de Morón y Moreno, el punto era estratégico para hacer la vigilancia correspondiente.

Dicen que haciendo uso de su autoridad ejercía una especie de supremacía con los arrieros y los vecinos del lugar, siendo no pocos de ellos los que por él fueron enviados a la frontera a prestar servicios contra los malones de los indios.

Me han referido que en una oportunidad aplicó no sé por qué razón una multa a una antigua vecina, la señora de Alvarado y como ésta no tuviese el dinero necesario para hacer frente al pago de la misma se vio obligada a entregar a Naón cierta extensión de campo, que refieren es el que actualmente ocupa el mencionado Club de Polo.

Entre los vecinos sobrevivientes de aquel entonces existe don Damián Luján, que en la actualidad cuenta 87 años quien me ha informado que alcanzó a conocer a Naón y que teniendo él 20 años de edad lo envió a la frontera por no ser de los suyos.

Dícese que Naón tenía una frase muy común en él, al servir las consumaciones en el boliche de su propiedad que era la siguiente:

“A la moda del Bragao, peso tomao, peso pagao”.

De lo que se deduce que no era muy amigo de fiar las copas a sus parroquianos.

El mencionado vecino don Damián Luján, dice que en sus mocedades fue peón de la galera que salía de Morón de casa de Videla y seguía con ella hasta el lugar llamado Bajo Hondo (hoy Pontevedra), y de allí seguía hasta lo de Zemborain que hoy viene a ser Marcos Paz.

Cuentan los de esa época las famosas carreras que se corrían frente al boliche de Naón cuyas fiestas duraban de 8 a 10 días y entre una de ellas, muy memorable, recuerdan la famosa carrera de la tropilla de don Benjamín Zubiaurre que fue una de las más importantes de ese entonces.

Así es que las tropas paraban varios días en lo de Naón, no sólo por la facilidad con que se formaban grandes corrillos de paisanos sino que además proporcionaba una interesante comodidad para los arrieros y era que próximo al local del negocio tenía grandes corrales donde se podía encerrar la hacienda y dejarla a buen seguro de un extravío.

 

FRENTE A LA ACTUAL BARRERA 78 FUNCIONÓ LA HISTÓRICA PULPERÍA SANTA ROSA (HOY CASA DEL SEÑOR BOLUDA)

Saliendo las tropas de lo de Naón se dirigían hacia el sitio donde actualmente está trazado nuestro pueblo, parando en el no menos famoso boliche de Santa Rosa.

Ese negocio tiene un especial visu de tradición.

Estaba ubicado primeramente en la propiedad que hoy es del señor Boluda, sobre el camino Morón – Luján, a pocos pasos de la barrera 78 del ferrocarril.

Allí se levantó por muchos años una casa de material, que al frente, haciendo las veces de un mirador, tenía un balcón y por consiguiente su consabida reja y ramada, palenques y demás comodidades para los viajeros.

Más tarde fue trasladado a la esquina, en una casa de madera, precisamente donde en la actualidad existe otra casa de ese material, que por cierto no es la auténtica de aquel entonces.

El primitivo dueño del boliche Santa Rosa fue un español que llamóse don Juan Arnalde y tuvo por esposa a una señora llamada Rosa.

Posteriormente el negocio pasó a poder de don Antonio Ferrando, quien fue casado en primeras nupcias con doña Rosa Melogna y en segundas con doña Rosa Mesetta (esta respetable anciana que aun vive en nuestro pueblo).

La circunstancia fortuita de que las esposas de todos los dueños de ese negocio se llamaran Rosa, hizo que fuerza de la costumbre, el mismo quedara consagrado con el nombre de boliche de “Santa Rosa” y así fue conocido en esos tiempos, en muchas leguas a la redonda y que a no dudar, también por una rara coincidencia, la denominación que dieron los paisanos a ese negocio fue la que sirvió para que el actual pueblo Santa Rosa, llevase ese nombre.

Así es que puede imaginarse, la popularidad que tendría en esos años el boliche de Santa Rosa, para que más tarde su nombre se haya perpetuado, llamando así al pueblo que después se fundara en sus alrededores.

Además, en las inmediaciones del actual pueblo Santa Rosa, dicen que existió otro boliche más antiguo que aquél, pero por cierto no de tanta importancia , el cual estuvo situado en la calle Santa Rosa, próximo a la casa del vecino señor Arnal, y fue de propiedad de un tal Pedernera.

Como ese negocio no fuera de la popularidad del otro, poco o nada casi puede decirse de él, desde que los antiguos vecinos sólo hacen una somera referencia de su existencia.

 

EL FUNDADOR DE ITUZAINGÓ ERA GALLEGO Y SE HACÍA PASAR POR PORTUGUÉS

En la época de la tiranía de Rosas llegó a las orillas del Plata, natural de Galicia, don Manuel Rodríguez Fragio, quien comúnmente fue conocido por don Manuel Rodríguez.

Para poder desembarcar tuvo necesidad de muñirse de un pasaporte portugués, debido a la persecución que el tirano hacía a los de origen español, y por esa causa, muchos fueron los antiguos vecinos que le creyeron de nacionalidad portuguesa.

El referido don Manuel fue hijo de don Manuel Rodríguez y doña Josefa Fragio y nació allá por los años 1835 a 1837.

Casó en artículo mortis con doña Angela Gutiérrez en el pueblo de Merlo, el año 1868, dejando a su deceso que fue el 27 de febrero de 1899 los siguientes hijos: Alejandro, Eduardo, Fermina, Manuel, Sixta, Angela y Felipe, de los cuales sólo viven en la actualidad Angela, de 77 años, viuda de don Agustín Noguera, teniendo un hijo llamado Juan Ignacio; Felipe, de 73 años, viudo de doña Eugenia Villarnovo de cuyo matrimonio tuvo tres hijos, uno llamado Alberto Calixto y dos mujeres; y por último Fermina, que es de estado soltera y cuenta 70 años de edad.

Tales son las personas que en la actualidad han sobrevivido con vínculos más cercanos de familiares que fuera el fundador de este pueblo, don Manuel Rodríguez Fragio.

En el pueblo de Merlo se conserva aún la antigua casona donde viviera el señor Rodríguez y su familia a inmediaciones de la Iglesia en la calle San José n° 395 esquina a la de Alem.

Dicho señor según refieren los que le conocieron, fue una persona de una discreta preparación y lo he podido corroborar, leyendo varios escritos de su puño y letra que he hallado en los archivos en el curso de mis investigaciones para poder preparar este trabajo y además según versiones que he recogido, en tono cariñoso respecto a él, se me ha dicho textualmente: “Era un hombre grandote, de leyes saber, muy vivaracho y servicial]”.

 

EL FUNDADOR DE ITUZAINGÓ PAGÓ CON UN FRASCO DEGINEBRA UNA PARTE DEL PUEBLO

A propósito del adjetivo aquel de “vivaracho” con que un antiguo vecino lo ha recordado a D. Manuel Rodríguez me refirió este hecho que, no hay duda, en algo justifica su apreciación.

Refiere que siendo casi un niño los padres lo mandaron de compras al boliche de Pedernera y que tuvo oportunidad de presenciar una escena que la recuerda con lujo de detalles.

Díjome que en ese momento escuchó que el señor Rodríguez conversaba de negocios con otro vecino de estos lugares y llegaron a un acuerdo, por el cual éste le cedía a aquél, una ”extensión de campo a cambio de un frasco de “giñebra”(textual).

Ese hecho demuestra la suspicacia comercial que tuvo el fundador de nuestro pueblo.

Y así fue como D. Manuel Rodríguez se presentó un día al Excmo. Gobierno de la Provincia, gestando la idea de la formación de un pueblo en estos lugares. Como documento de singular valor histórico, insertaré su referida presentación, que vino a ser en sí la cuna del progreso y de la civilización actual de nuestro pueblo, al que erróneamente se le denomina Ituzaingó, cuando en realidad su verdadero nombre es Santa Rosa, dado que así está catastrado y registrado en las diversas dependencias oficiales desde la época de su formación hasta nuestros días.

 

UN INCONVENIENTE IMPIDIÓ QUE ITUZAINGÓ SE LLAMARA RODRÍGUEZ

Pero antes voy a explicar un detalle respecto al nombre.

El señor Rodríguez gestionó en su presentación que el nuevo pueblo llevase su apellido y el Gobierno, en atención a que ya existía el actual pueblo Gral. Rodríguez, próximo al que deseaba formar nuestro fundador, vio una inconveniencia que podría servir a confusiones. En atención a ello, el señor Rodríguez pidió que se designase al nuevo pueblo con el nombre Santa Rosa, en razón de que estos parajes ya eran conocidos y mentados bajo esa denominación por la existencia desde hacía muchos años atrás de la famosa pulpería de Santa Rosa, de la que ya me he ocupado anteriormente. Tal fue la razón para que nuestro pueblo se llamara así.

Esta versión la he recogido de labios de D. Felipe Rodríguez el hijo del fundador, quien me asegura la veracidad de los hechos.

 

EL 11 DE OCTUBRE DE 1872 DON MANUEL RODRÍGUEZ INICIÓ LAS PRESENTACIONES ANTE EL GOBIERNO PARA LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO

Hoy precisamente hace 60 años que D. Manuel Rodríguez hizo la siguiente presentación al Gobierno:

“Buenos Aires, octubre 11 de 1872.

Exmo. Señor

“D. Manuel Rodríguez de este vecindario, ante V.E. con el debido respeto expongo: Que en un escrito anterior tuve el honor de ofrecer en donación al Asilo de Huérfanos, una extensión de terreno, en el pueblo que pensaba formar en el promedio de las estaciones Merlo y Morón y que V.E. como acabo de decirlo, que me proponía fundar un pueblo en los terrenos de mi propiedad, en los cuales la dirección del Ferrocarril Oeste me ha concedido el establecimiento de una nueva estación.

“En el plano que acompaño a V.E. verá la ubicación del terreno donado al Asilo, la situación de la nueva estación la traza del pueblo que he proyectado, la que me ha sido ya medida y amojonada sobre el terreno”.

“También verá V.E. marcada con tinta carmín, la manzana que dono para edificios públicos con frente a la plaza proyectada.

“He donado además al Ferro carril del Oeste, el terreno con viso carmín, dentro del cual está pintada la estación”.

“Las calles de este pueblo son de 20 varas de ancho y de 30 varas dos calles adyacentes a uno y otro lado de la vía férrea”.

“Las manzanas son ochavadas, formando en cada esquina una plazuela y sus dimensiones son de 100 varas por 140”.

“Deseando proceder a la venta de solares, he creído oportuno ocurrir a V.E .solicitando se sirva prestar su Superior aprobación a la traza del nuevo pueblo “SANTA ROSA” que presento.

“La conveniencia de esta fundación se presenta de suyo; ella irá a formar un nuevo centro de población, a facilitar al vecindario la satisfacción de sus necesidades, a ofrecerles una escuela, un templo, etc.

“Suplico por lo tanto a V.E. se digne prestar la aprobación que solicito a la traza del pueblo proyectado. Es justicia. Manuel Rodríguez.”

 

“Octubre 11 de 1872

Informe del Departamento Topográfico.

Excmo. Señor:

“El Departamento Topográfico no ve inconveniente alguno para que V. E. preste su aprobación al proyecto de traza para el pueblo de Santa Rosa, que trata de fundar D. Manuel Rodríguez, en terrenos de su propiedad entre Morón y Merlo. Las dimensiones y forma de las manzanas es conveniente, así también la división interior de ella en solares, pudiendo en todo caso aumentarse las dimensiones de estos. Las calles también tienen un ancho que, sin ser exagerado, llena la condición de una fácil viabilidad y se presta a una buena conservación”.

“Es cuanto al respecto puede informar a V.E. esta oficina. Buenos Aires 15 de octubre de 1872 –Saturnino Salas – Germán Khur – Jaime Arrufó”.

 

“Octubre 24 de 1872.

Visto el precedente informe apruébase el proyecto de traza para el pueblo “Santa Rosa” que trata de fundar D. Manuel Rodríguez en terrenos de su propiedad, entre los partidos de Morón y Merlo. Comuníquese esta resolución a la Municipalidad de Morón, para que se reciba bajo la correspondiente escritura pública de los terrenos que dona a dicho Partido el mencionado señor Rodríguez y que se señalan con tinta carmín en el plano acompañado destinados a edificios públicos, al señor Presidente del Directorio del Ferro Carril del Oeste, por lo que respecta a la donación que también hace del terreno dedicado a estación del mismo Ferro Carril comuníquese igualmente al Departamento Topográfico esta resolución, hágase saber al interesado por Secretaría y publíquese. – Acosta –Federico Pinedo”.

 

EN EL ACTUAL NEGOCIO DEL SEÑOR ARNAL FUNCIONÓ LA PRIMER ESCUELA DEL PUEBLO (1874)

La primera Escuela Rural n° 4 allá por el año 1874, la cual estaba situada en la calle Santa Rosa, en la casa que ocupa hoy el negocio del señor Arnal, habiendo sido los primeros maestros D. José Bruschetto, D. Pío Zanga, Da. María Buela, Da. Faustina Buela, D. Roberto Ford (igual que a la vez también fue alcalde).

En esa escuela recibieron la educación primaria diversos niños queen la actualidad son respetables vecinos, figurando entre ellos los señores Pastré, Cieza, Firpo, Ferrando, Zanotti, Melano, Pirotto, Molteni, Frettes, Degregori, Canepa, Malvicini, Rodríguez, Baez y otros que escapan a la memoria.

El ferro carril solo tenía una vía que servía para los trenes ascendentes y descendentes, existiendo solo dos pasos a nivel, uno frente al boliche Santa Rosa (hoy Av. Puente Márquez) y el otro en la calle Santa Rosa (frente a lo de Beltrame, donde más tarde estuvo el primitivo negocio de los señores Pastré, de lo que me ocupo más adelante).

 

COMO SE INICIÓ LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESTACIÓN EN EL AÑO 1873

En el año 1873 se inició la construcción de la estación del ferrocarril (en el sitio donde actualmente está el edificio antiguo, que todos conocemos).

Un vecino que aun vive, el señor Leonardo, tuvo la oportunidad de presenciar los preparativos inherentes a la construcción de la estación y al respecto refiere que un día con la consiguiente sorpresa vio que un tren se detenía en estos parajes descendiendo de él varias personas con elementos de trabajo y que comenzaron a colocar las estacas para abrir los cimientos preguntando entonces qué es lo que se trataba de hacer, informósele que era la estación y con el consiguiente regocijo llevó de inmediato la feliz nueva a los demás vecinos.

Dicho señor también informa que él fue el que contribuyó indirectamente a esa obra de progreso, pues fue el que acarreó los ladrillos y otros materiales para la construcción de la estación, la cual quedó terminada con solo dos habitaciones y un galponcito, todo con techo de teja a dos aguas.

El primer jefe que tuvo la estación de Ituzaingó fue D. Gabriel Millán o sea en el año 1873, y más tarde le sucedieron los señores Benítez, Lanata, Lenzi, Mascardi (éste vino el 1° de enero de 1880 y aun vive en este pueblo) Cuello y otros que son más modernos y conocidos, no pudiendo dejar en olvido tampoco en esta parte al estimado vecino D. Osvaldo Coquet, que fue jefe de la estación por muchos años y en la actualidad vive jubilado en este pueblo.

 

EN LA HOY QUINTA DEL SR. VINELLI SE FORMÓ UNA POBLACIÓN EN EL AÑO 1845

Entre las primeras familias que después de la fundación del pueblo se radicaron en estos lugares recuerdo a las que he mencionado en la parte aquella de los primeros alumnos que concurrieron a la escuela rural n° 4 que de por sí ello evidentemente demuestra que eran los hijos de los primeros pobladores urbanos en estos parajes.

En este capítulo no puedo dejar de recordar la existencia de otras familias que si bien es cierto no estaban radicadas en la misma planta urbana del pueblo Santa Rosa ellas eran pobladoras mucho más antiguas y tan cercanas a lo que más tarde fue el pueblo, que puedo considerarlas como otras tantas de las que contribuyeron al progreso de estos sitios.

Me refiero a D. Santiago Loza, de quien según tengo entendido quedan descendientes en el pueblo de Merlo.

Los antiguos que aún viven recordarán su tan popular figura.

Pues bien; D. Santiago Loza se radicó en estos parajes en el año 1845 y en el año 1850 construyó la primera población de su campo, el cual tomaba la zona que hoy comprende los campos de los señores de la Villa, Vinelli y otros vecinos de esa zona.

La mencionada edificación se levantó en el campo que hoy es del señor de la Villa y aún no hace muchos años se conservaba más o menos como en la época de su construcción, pero en la actualidad ya no existe, por haber sido demolida.

 

DA. CAMILA O GORMAN, EN SU TRÁGICA FUGA HACIA LOBOS, PASÓ UNA NOCHE EN LA ACTUAL QUINTA DE VINELLI

D. Santiago Loza, en la época de la tiranía fue alcalde de estos lugares, y respecto a uno de los hechos más conocidos de su época se refiere que cuando el famoso y agitado suceso de la fuga de Da. Camila O Gorman con aquel clérigo, la romántica pareja fue descubierta una noche por D. Santiago bajo un ombú que había en su campo (hoy está dentro de la actual quinta del señor Vinelli) quien les facilitó los medios para que siguieran en su caravana amorosa en dirección a Lobos.

Allí fueron aprehendidos por el entonces Juez de Paz, D. Elías Cieza, y la pareja fue remitida a Buenos Aires para terminar sus días con su ejecución por mandato del dictador, en Santos Lugares.

 

FAMILIAS ANTIGUAS CON DESCENDIENTES EN EL PUEBLO

No podría tampoco dejar de lado en este aparte a otro antiguo vecino D. Avelino Cieza, quien en el año 1865habitaba en el campo que actualmente es de los señores Iparraguirre y tenía la rara habilidad de confeccionar prendas para los aperos, que según cuentan era un primor ver los tejidos que hacían con cuero, pues muchos fueron los que reconociendo su difícil arte desde muy lejos venían en busca de los trabajos de D. Avelino, para lucirlos después en sus pingos.

Una de las familias más antiguas de este pueblo es, indiscutiblemente, la de Levantini, Don Hércules Levantini se radicó en esta localidad en el año1867 y vivió aquí hasta hace un mes, en que falleció.

El señor Levantini, jefe de una estimada familia tiene diversos descendientes que aun residen en Ituzaingó, las señoras Ernesta Levantini de Nuin, Rosa Levantini de Luque, Amanda Levantini de Blanco y la señorita Elvira Levantini.

Otra familia antigua es la D. Santiago Baez, radicada aquí desde el año 1868, de la que vive en la actualidad en este pueblo D. Emilio Baez, el que desempeñó el cargo de alcalde desde los años 1878 a 1890.

En el referido año 1868 también se radicó D. Antonio Rodríguez, pero de este vecino no he podido obtener mayores antecedentes.

La familia de Banchero también es de las antiguas; en el año 1868 poblaron un campo que en la actualidad viene a ser las inmediaciones de las calles Sarmiento e Ituzaingó.

Vuelvo a recordar en este capítulo a la familia de Ferrando, cuya antigüedad está corroborada con la existencia del famoso boliche Santa Rosa que he mencionado anteriormente en este trabajo.

D. Juan Seré en el año 1868 se instaló en los campos que actualmente poseen sus sucesores y desde ese entonces tiene el origen la distinguida familia que hoy lleva su nombre.

Al poco tiempo de haberse fundado el pueblo fijaron su residencia en él los señores Felipe Ferrando, Agustín Leonardo, Antonio Degregori, Gerónimo Firpo, Felipe Pastré y otros que escapan a la memoria de los cuales en la actualidad están radicados en esta localidad sus respectivos sucesores.

Don Gerónimo Firpo, padre del actual D. José Firpo, se radicó el 6 de enero de 1874 en el sitio donde hoy existe la quinta conocida por su apellido, dedicando sus actividades a la plantación del olivo y la venta en gran escala de la semilla del cardo de Castilla, que según parece en ese entonces era muy solicitada.

De esa familia nos queda en la actualidad el popular y estimado vecino “Don Pepe” sobre cuya figura huelga todo comentario.

Otra persona que se destacó en esos años por su actividad comercial fue F. Felipe Pastré que vino a este pueblo el 10 de mayo de 1874, padre de los estimados y conocidos vecinos señores Pastré.

Don Felipe se radicó en esa fecha en la antigua casa de Beltrame, instalando su primer negocio de almacén.

 

LOS EDIFICIOS MÁS VIEJOS DEL PUEBLO QUE AÚN EXISTEN

Esa casa de acuerdo al resultado de mis investigaciones la considero la más antigua sin refacción alguna que le haya modificado su primitiva característica, pues aun en ella quedan los vestigios de la enramada en la cual estaba instalada la reja por donde se expendían los artículos a la usanza de aquel entonces.

Está situada en la calle Santa Rosa haciendo esquina al callejón lindero a la vía, limitando con la quinta del Sr. Firpo y en esa casa fue donde nacieron casi todos los hijos del señor Pastré.

Más tarde allá por el año 1887 dicho señor construyó la casa de altos situada en la calle Soler, conocida por todos los vecinos.

Ese edificio que conserva las mismas líneas desde el año 1887 en esa época fue todo un exponente de progreso, desde que no había otro en los alrededores de tal magnitud.

Dentro del égido de este pueblo restan como edificios antiguos fuera de los mencionados, el que está ubicado en la esquina de la calle Santa Rosa frente a la casa del señor Arnal, conocido por el antiguo almacén de Astiz, más o menos inmediato a éste están las casas de los señores Cánepa y Gaggero, linderas entre sí que también datan más o menos de la época de la fundación del pueblo.

La proximidad de todos esos edificios antiguos dan la impresión de que el primitivo núcleo de población se formó a inmediaciones de la actual calle Santa Rosa y que posiblemente más tarde la importancia que trajo el funcionamiento de la estación hizo que el progreso se radicara alrededor de la misma.

Otras de las casas primitivas es la antigua quinta que fue conocida por la de la viuda de Ratti, hoy de propiedad de la familia de Benvenutto (dicha señora no tenía vínculos de familia con el malogrado D. Carlos J. Ratti). Dicen respecto a esa casa que puede ser considerada como una de las más antiguas de estos lugares y los vecinos que hemos alcanzado a conocer el edificio antes de refaccionado, podemos atestiguar sobre su antigüedad. Otro detalle que abona esa razón está corroborado por las hermosas casuarinas que la rodean, que por el tamaño de las mismas se puede deducir los años que tienen en ese sitio.

 

ALGUNOS DETALLES SOBRE EL BOLICHE “LA LECHUZA”

En esos alrededores también existió un boliche que aún cuando no tiene la antigüedad que le atribuyen muchas personas tiene su relativa importancia, debido al nombre que adquirió en esos años.

Se trata del boliche conocido por “La Lechuza”. Su nombre proviene en razón de que su dueño fue un vasco apodado “Lechuza” y la importancia que tenía el negocio era por dos razones: una la situación estratégica por haber estado en el camino al bajo de Morón de donde se seguía para el lado de San Justo y otros pueblos situados al Sud y ola otra causa quizá la más importante era esta: Las tropas que venían del Norte, pasaban por Puente Márquez y utilizando los corrales que tenía el boliche de Naón para encerrar la hacienda, los troperos y reseros hacían un descanso prolongado para continuar su viaje. Saliendo de lo de Naón, llegaban al boliche de Santa Rosa, donde hacían un pequeño alto y de ahí tomando por el actual camino Morón – Luján doblaban en la calle Santa Rosa hasta llegar al boliche de “La Lechuza” para seguir brindando las comodidades que ya no daban aquel otro negocio.

 

UN ANTIGUO VECINO A QUIEN ITUZAINGÓ DEBE MUCHO: EL TENIENTE CORONEL CÉSAR CARDOSO

No podría cerrar este capítulo que menciona los vecinos que contribuyeron al progreso del pueblo sin hacer una breve reseña de uno de ellos cuya actuación aún hay algunos habitantes que la recuerdan con cariño y respeto.

Me refiero al Tte. Coronel D. César Cardoso

Nació en Buenos Aires en el año 1830 y las exigencias de la tiranía de Rosas obligó a su familia en el año 1844 a emprender una furtiva huida a Montevideo donde permaneció seis años hasta la caída del tirano. Allí siendo muy joven el más tarde comandante Cardoso se vinculó con argentinos distinguidos que sufrían como él las consecuencias del exilio y especialmente trabó relaciones con los jefes de los barcos ingleses y franceses que bloquearon en esa época al puerto de Buenos Aires interesándose especialmente por los adelantos de los países europeos y así fue como fuése formando el temple de un hombre que más tarde sería tan útil al país y a este pueblo.

Regresado del exilio en el año 1852, se radicó en estos lugares en el año 1857, formando la quinta conocida hasta hace poco por su nombre de la cual el progreso y la subdivisión de la tierra ya no deja casi vestigio alguno.

Al establecerse en las proximidades de lo que más tarde sería el pueblo Santa Rosa, y en razón de su refinado gusto, se dedicó a formar su quinta con las plantas más preciadas y así fue como valiéndose de la amistad que conservaba con los señores Favies, Lezama, Almeira, Marón de Holmberg y Valentín Alsina, unos botánicos y otros grandes admiradores de la botánica, hizo con ellos un variado intercambio de semillas y plantas, formando un interesante parque en su casa quinta.

En el año 1858 un amigo vecino de las islas del Paraná le envió un casal de cachorros de tigres y el señor Cardoso los envió al Jardín de Plantas de París, en aquel entonces el más renombrado del  mundo, a cambio de algunas plantas o semillas y así fue como al poco tiempo se le enviaron varios cajoncitos conteniendo semillas, injertos de perales, ciruelos y damascos y carozos de duraznos y con la reproducción de los mismos se formaron los plantíos de importantes quintas de Buenos Aires y Morón, entre ellas las de Mascias, Williams, Gaebeler y otras más.

Las campañas de Cepeda y Pavón y más tarde la guerra del Paraguay, obligaron al comandante Cardoso a estar ausente de estos lugares por más de seis años. A su regreso ocupó una de las bancas en el Consejo Municipal del Partido de Morón en unión de otros vecinos honorables, designado al efecto por el Gobierno de la Provincia, pues en ese entonces los cargos duraban dos años, sin acto electoral alguno.

En el año 1872, época de la fundación del pueblo Santa Rosa, el comandante Cardoso estuvo ausente de estos lugares, pues el Gobierno lo había enviado a fronteras como Jefe de Maestranza Movible, para organizar la reparación de los fortines, armamentos y demás efectos bélicos utilizados en la campaña contra el indio.

A su regreso se esforzó por el mejoramiento de los caminos y otros beneficios en favor del pueblo y del Partido de Morón y así fue como colaboró en ese sentido con los vecinos más destacados en bien de la obra pública en general.

En el año 1878 el Gobierno le nombró Juez de Paz del Partido de Morón y en ese sentido su obra fue proficua; organizó la policía, terminando con el malevaje, cuatreros y demás elementos indeseables que habían sentado sus reales en el Partido y como Juez de Paz, se recuerda su actuación con respeto, pues de los estrados del Juzgado alejó al pica pleitos, limitó muy especialmente el sistema de las  multas que se aplicaban “porque sí” y sobre todo evitó muchos pleitos, llevando a los litigantes a la transacción amistosa, tan es así que aún hay vecinos que recuerdan una de sus frases más comunes en el arreglo de los asuntos: ”Yo soy Juez de Paz y no de Guerra”.

En el año 1880 actuó de Comandante del batallón de Morón y en unión de sus hijos marchó a Mercedes para reunirse con las fuerzas del coronel Arias, combatiendo en Olivera y los Corrales.

Entre las últimas obras de progreso que hizo en el pueblo Santa Rosa, se recuerda la formación de la plaza que hoy existe al lado norte de la estación, la que en unión de varios vecinos progresistas fue hecha con donaciones de plantas y la contribución particular de peones y otros elementos de trabajo, existiendo en la actualidad muchos vecinos que la recuerdan como un ejemplo edilicio, pues tenía sus canteros y arboledas que hacían armonía entre sí, su correspondiente pozo para agua e instalaciones de cañerías y demás para el riego.

Después de muchos años esa plaza fue abandonada y se construyó la otra que actualmente existe en el lado sud de la estación.

Otra de las obras que merece un recuerdo especial para el comandante Cardoso, es la actual escuela n° 6.

Por sus activas e inteligentes gestiones, en la época en que el doctor Vega estuvo al frente de la Dirección General de Escuelas se construyó ese edificio fiscal, en el cual han recogido la enseñanza muchos niños, de los cuales algunos en la actualidad son distinguidos profesionales.

Igualmente organizó la primer comisión de fomento entre los vecinos del pueblo, la que más tarde por la infiltración de la política quedó dividida en dos bandos, los del norte y los del sud, malogrando así el progreso que pudo haber tenido el pueblo en general si las cosas hubiesen marchado en perfecta armonía.

Esa es, a grandes rasgos, la figura del comandante Cardoso, que falleció en su antigua casa quinta de este pueblo el 18 de abril de 1913, a la edad de 83 años sin que hasta el momento haya recibido el justiciero homenaje que le es deudor el vecindario de este lugar.

 

OTROS VECINOS QUE HAN CONTRIBUIDO AL PROGRESO DEL PUEBLO

Hay otros vecinos que en una u otra forma contribuyeron en beneficio del pueblo. Recuerdo al doctor Laureano Rufino, médico, que formó el monte de su casa quinta en el año 1874.

Es de todos sabido que en el camino a Morón, antes de la pavimentación del actual camino Morón – Luján, era famoso el paso en las épocas de lluvias frente al monte y no pocos han sido los que en el pantano han tenido que pernoctar esperando el paso de algún otro vehículo que les prestase los medios de salir.

El doctor Rufino, en su misión de médico fue una persona muy estimada y aún son muchos los vecinos que le recuerdan con afecto.

Don Pedro Blomberg, otro antiguo poblador, en el año 1887 formó la casa quinta que más tarde fue conocida por de Delfino y aquel hermoso monte de eucaliptus y frutales que muchos hemos alcanzado a conocer hoy con la subdivisión de esa tierra ya ha desaparecido.

Don Juan Antonio Agrelo y más tarde su sobrino D. Emilio Agrelo poseyeron una extensión de campo que arrancaba desde la actual calle Santa Rosa hasta lindar con el puente de Márquez, y entre los trabajos de importancia que efectuaron se nota la existencia de la hermosa arboleda que hoy rodea la Colonia de Crónicos de Ituzaingó y posteriormente D. Emilio Agrelo como vecino fue uno de los que mucho hicieron en pro del mejoramiento del pueblo, dedicando mucho tiempo a diversas obras de carácter edilicio.

Otro vecino que es recordado con afecto D. Juan L. Narbondo, desde mucho tiempo atrás y en la actualidad toda obra de carácter público para el pueblo lo cuenta entre los más decididos colaboradores y especialmente como ingeniero hizo un interesante estudio de niveles de toda esa zona para resolver el problema de los desagües, cuyo estudio en la actualidad ha sido tenido en cuenta para la ejecución de diversos trabajos de orden público.

Y así hemos llegado, estimado lector, después de haber discurrido sobre los años que se han ido, a la época que conocemos, que si bien es cierto como antecedente histórico nada nuevo ha de aportar, pero como antecedente de progreso para aquellos que no conocen nuestro pueblo no deja detener su importancia.

FERROVIARIOS LOCALES JUBILADOS

 



Don Osvaldo Coquet sigue siendo una de las figuras simpáticas de Ituzaingó. Se ha jubilado recientemente, con cerca de 40 años de servicios en el F.C.O., habiendo actuado largamente como jefe de la estación local. Supo conquistarse el aprecio general del pueblo.

Don Santiago L. Tiscornia es otro viejo ferroviario (no tan viejo como antiguo). Se ha jubilado con 37 años de servicios y es también muy apreciado en la localidad.

NUESTROS MÉDICOS

 



Hubiese sido una injusticia hablar de Ituzaingó sin agregar un párrafo para los dos médicos que conquistaron sus títulos profesionales residiendo en el pueblo. Nos referimos a los doctores Idélico L. Gelpi y Julio Protto (hijo).

Ambos que se educaron en este pueblo desde la infancia, cuentan en Ituzaingó con generales simpatías, sentimientos que han sabido conquistarse con los méritos de sus propias actuaciones.

Ituzaingó celebró el triunfo de aquellos dos tesoneros estudiantes como un éxito familiar. Y en realidad ello se justificaba, pues en aquel entonces –y hoy igual que ayer- ambos fueron considerados como dos hijos del pueblo que los vio luchar y triunfar en la ruda e ingrata prueba del estudio.

CARACTERÍSTICAS DE ITUZAINGÓ EN LA ACTUALIDAD

 

¡Quién hubiera pensado que Ituzaingó habría de adelantar en la forma como está hoy y quién sabe a dónde llegará con el andar de los años!

A nadie escapará que desde que se construyó el camino pavimentado a Luján, fue transformándose de inmediato la característica de este pueblo y muchas fueron las familias nuevas que se radicaron en él.

Esa evolución ha traido como consecuencia lógica, un intenso desarrollo en el comercio y en instituciones de otra índole.

En el orden intelectual, fuera de academias y otras instituciones particulares de enseñanza en general, contamos con dos escuelas primarias, a las cuales asisten un promedio de  700 alumnos de ambos sexos, para recibir enseñanza escolar hasta sexto grado.

Una de esas escuelas funciona en un edificio de propiedad fiscal, que hace poco recibió inmejorables refacciones, colocándolo a la altura de la noble función que desempeña.

Además, ambas escuelas fiscales, con el beneplácito del vecindario, reciben los beneficios de sus respectivas comisiones cooperadoras, integradas por distinguidos y diligentes vecinos, las cuales proveen tanto al edificio como a los alumnos de todos los elementos que les sean necesarios, habiéndose además establecido la “miga de pan”, simpático gesto que contribuye a que más de un educando, en las horas de estudio reciba tan útil refrigerio.

Cuenta además el pueblo con destacamento de policía que funciona en un moderno edificio de propiedad fiscal, habiendo sido costeado por el vecindario el mobiliario que lo adorna, el automóvil que está al servicio de la repartición, y la provisión del mismo; como la de útiles  y demás elementos para el mejor funcionamiento de esa dependencia.

El correo, otra de las ramas de importancia para la vida de este pueblo, merece un interesante aparte.

Desde hace seis años funciona como oficina mixta, habiendo sido sus jefes anteriores los señores Francisco Novúa y Diego Carretero. Anteriormente, el servicio del correo siempre estuvo a cargo del jefe de la estación y funcionaba en el carácter de estafeta. También atendió la estafeta en los últimos tiempos el vecino señor Angel Bagnacedri.

El actual movimiento de esta oficina alcanza a un promedio de mil piezas diarias de correspondencia que son repartidas por tres carteros a muchas cuadras a la redonda del pueblo. El servicio telegráfico tiene relativa importancia y está atendido por dos telegrafistas. El actual jefe del correo, don Angel Piantoni, hace tres años que está al frente del mismo y fue trasladado de Morón en donde hacía 18 años que prestaba servicios, es secundado en sus tareas por un auxiliar.

Otro servicio de orden público es el teléfono que salvo los inconvenientes que son del dominio público es regular, debido a las pocas líneas que existen para comunicarnos con Buenos Aires,  aproximadamente, la estación telefónica de este pueblo (la última de esta zona, que comprende la red del servicio urbano), tiene más o menos 200 abonados. Su jefe es el señor Luis A. Echevarría.

La oficina del Registro Civil está actualmente a cargo del escribano don Leonardo Verno Costa. Profesional de prestigio y hombre de iniciativas ha contribuido el señor Verno Costa a mejorar el servicio de la oficina, cuyo movimiento en la actualidad es muy grande, especialmente por la enorme proporción de fallecimientos que se registran entre los asilados de la Colonia Martín Rodríguez.

El culto que tiene muchos adeptos se practica en una casa particular (comúnmente llamada la capillita), siendo en realidad un oratorio. La primer misa se dijo en este pueblo el día 15 de agosto de 1920, y así regularmente todos los días domingos y festivos se ha seguido hasta la fecha practicando ese culto.

El sostenimiento de la práctica religiosa está a cargo de varios vecinos de la localidad y muy especialmente desde su iniciación la señora Angela Billoch de Seré y las señoritas de Iribarne, que son las que con más dedicación han sostenido sus necesidades.

A propósito de este tema el lector perdonará que incluya una simpática figura que en justicia considero no debe quedar de lado.

¡Juanita!

Huelga toda presentación. ¿Quién no la conoce?

Se radicó aquí siendo casi una niña doña Juana Consejero, el 14 de agosto de 1907. Recién egresada de un colegio católico, llegó ungida de fe al pueblecillo que no contaba con el sitio adecuado para practicar el culto, que no contaba con el lugar adecuado para que muchas madres pudieran dejar sus hijos en las horas de labor a buen cuidado, que no contaba con el sitio apropiado para que los niños del pueblo en edad no escolar, pudiesen adelantar en el silabeo de las primeras letras y todo eso lo solucionó Juanita.

Otra de las actividades que merece un momento de preferente atención es la obra social, cultural y deportiva que diversas instituciones vienen desarrollando en este pueblo.

Respecto al primer punto, existe una institución que desde hace casi una década desempeña actividades beneficiosas al pueblo; me refiero al Club de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, que como lo indica su denominación se formó entre un núcleo de antiguos vecinos con objeto de dedicar los momentos libres, al cultivo de la gimnasia y la esgrima, pero las nuevas orientaciones que vino tomando el pueblo en el orden del progreso, obligó a sus autoridades a contemporizar con las necesidades y hoy en día, sin perjuicio de las actividades del deporte ha tomado una franca orientación de un centro social.

Entre las instituciones de previsión social, existe la Sociedad de Socorros Mutuos que aun cuando hace muy pocos años que funciona, en la actualidad cuenta alrededor de 150 familias asociadas y con un discreto fondo de reserva para atender los servicios gratuitos de médicos, farmacia y servicios de última morada en general, de cuyos beneficios gozan los asociados, sus esposas e hijos.

Realmente es una institución que merece una especial consideración, teniendo en cuenta la obra altruista que viene desempeñando.

También contamos con dos instituciones genuinamente deportivas, el Club Atlético Ituzaingó y el Club Atlético Santa Rosa, las que especialmente se dedican a la práctica del deporte del football, contando con discretos jugadores, las que con alguna frecuencia presentan al pueblo torneos de tan popular deporte, de singular interés.

En el orden cultural y animada de los más sanos propósitos educativos, tenemos la flamante institución “Bernardino Rivadavia” que está formada por un núcleo de distinguidos vecinos, contando con la colaboración desinteresada de diversos profesores locales, que se dedicarán a la enseñanza teórico-práctica en general en una escuela gratuita de puertas abiertas.

Es de esperar que esta obra, sea valorada por el pueblo y le preste el apoyo a que es acreedora.

Pido sinceramente mis excusas si algo he olvidado en esta reseña o si he dejado de hacer la cita de alguna familia o vecino que se considere con méritos para figurar en ella, pues debe de tenerse en cuenta que estas investigaciones las he obtenido a fuerza de referencias y conversaciones, en las cuales muy humano es cometer un error o un olvido, desde que no existe una documentació0n exacta que las haya orientado.

H. Petrelli

 

UN REPORTAJE AL VECINO MÁS ANTIGUO DE ITUZAINGÓ

 


Al editar esta publicación nos hemos propuesto ofrecer al lector una información más o menos perfecta y minuciosa de los antecedentes de la fundación del pueblo de Ituzaingó, cuyo sexagenario se celebra hoy. Para ello era preciso ir a fuentes originarias de manera que este trabajo respondiera ampliamente a los propósitos de su editor.

Nuestra permanencia de 28 años en este pueblo no era suficiente para los fines perseguidos. Era  necesario llevar mucho más lejos la investigación, remontarse a medio siglo y aun más. Tan solo reuniendo datos exactos de tan lejana data podríamos ofrecer al lector una edición histórica que interpretara el propósito que nos impulsó a lanzar a la publicidad esta edición.

 

FUNDADORES DEL PUEBLO QUE AÚNVIVEN

En nuestras investigaciones previas reunimos dos datos de innegable valor: la existencia en las afueras de esta población de dos vecinos que merecen el calificativo de fundadores de Ituzaingó. El más anciano resultó ser don Hilario Rodríguez nacido en el año 1860; el otro era don Luis Leonardo, nacido en el año 1863.

 

CON HILARIO RODRÍGUEZ

Sabíamos que este criollo genuino vivía en la zona del puente Márquez y hacia ese punto nos dirigimos. Después de un recorrido de una legua llegamos a una casita situada a escasa distancia del río. Un ombú enorme nos recuerda que no solamente la Pampa tiene el suyo…

Llamamos. Un viejito aún fuerte y bien plantado, se adelanta a recibirnos.

-Posiblemente usted ha de conocer a Hilario Rodríguez –preguntamos en la duda.

Nos mira sorprendido. Parece pensar.

-Creo que sí…

-Tal vez usted mismo…

-Sí señor. Yo soy Hilario Rodríguez…

Le explicamos el móvil de nuestra visita.

-Pase, nos dice de inmediato. Y nos acompaña al interior de la vivienda.

Don Hilario Rodríguez es un hombre inteligente y amable. Se presta gentilmente al interrogatorio y nos facilita datos preciosos. Por momentos hace esfuerzos por recordar episodios lejanos. En otros se torna afirmativo, categórico, como quien está seguro de lo que dice.

Nació el 21 de octubre de 1860. Recuerda con cariño a su maestro Máximo Rebello. Fue doce años a la escuela y salió de ella porque “no le gustaba” el estudio. No quería ser hombre de pluma, ni de empleos. Tiene un mal concepto de los que se dedican a tareas intelectuales. Le atraía el trabajo rudo, trabajo “de hombres”. Nació en la quinta que se conoce actualmente por de Leloir y tuvo diez hermanos. Se casó con Carmen Alvarado, la que falleció veinte años después de su enlace, exactamente en el día aniversario y a la misma hora. Don Hilario la recuerda afectuosamente y nos cuenta detalles de aquella desaparición repentina. La casita donde vive actualmente es más vieja que él. Siempre la conoció así. Ahora tiene a su lado una hija y dos nietitos huérfanos.

Don Hilario Rodríguez se acuerda de las personas que vivieron en aquella época, hace cincuenta y sesenta años. “Los Pastré los he conocido cuando aun no caminaban”. El primer cuarto de carne que se vendió en Morón, nos dice, lo abrió mi padre, juntamente con Pedro José y Juan Idaberry y José Pérez. El primer mercado que abrió en Morón recuerda que estaba en el lugar donde se ubica actualmente el corralón de materiales de la casa Passadore. Eso ocurría allá por el año 1875.

Nos habla de la primer posta que se hallaba en San Justo y de la posta de Pardo, en el campo de Malaver.

Recuerda perfectamente la “pulpería de Vizcarreta” en el lugar que es actualmente Gaona y Santa Rosa. Esa pulpería era muy concurrida en aquella época.

El alcalde de Puente Márquez era entonces don Gabriel Rodríguez.

La primer escuela de Ituzaingó funcionó en el local que ocupa actualmente el taller mecánico del señor Oscar Arnal, en Rivadavia y Santa Rosa. Cerca de la hoy “Cabaña Los Toros” funcionaba otra escuela pero esa era particular.

 

POR QUÉ ITUZAINGÓ SE LLAMÓ SANTA ROSA

En su relato don Hilario Rodríguez ofrece un dato interesantísimo. En la calle hoy Rivadavia a pocas cuadras hacia el oeste, funcionó el primer almacén o pulpería que se llamó “Santa Rosa” debido a que la mujer del pulpero –un tal Don Juan- se llamaba Rosa. El almacén cambió después de dueño y fue propiedad de Antonio Ferrando pero conservó su denominación de “Santa Rosa”. De allí nació el nombre de Santa Rosa con que la gente designó a la población. Ir al “poblado” era ir al almacén “Santa Rosa”. Y el pueblo se popularizó con la denominación de referencia.

A ese respecto debe consignarse que Ituzaingó es el nombre de la estación ferroviaria, pero el pueblo, en realidad, sigue siendo Santa Rosa, pues jamás se le cambió esa denominación, figurando como tal en los archivos oficiales.

 

EL TENIENTE CORONEL CÉSAR CARDOSO

Hilario Rodríguez trabajó muchos años con el teniente coronel César Cardoso, personalidad destacada de la época en esta zona. Narra diversas anécdotas relacionadas con este militar y se especializa, en sus recuerdos con la participación que tuvo el teniente coronel Cardoso en el combate de Puente Márquez.

 

COMBATE DE PUENTE MÁRQUEZ

Cuando yo era niño –nos dice Hilario Rodríguez- se hablaba mucho del combate de Puente Márquez librado algunos años antes antes contra las fuerzas del tirano Rosas. La gente señalaba el lugar preciso de la batalla y se narraban episodios de la lucha. El combate tuvo lugar en el lado este del puente en el mismo sitio donde ahora está el boliche. A ese respecto su declaración es afirmativa, como quien está bien seguro de lo que dice.

 

LAS PULPERÍAS DE LA ÉPOCA

La primer pulpería de este lugar fue la de don Miguel Naón. Estaba situado en el campo que se conoce actualmente por el del Coronel Gil. Esa pulpería se instaló en el año 1855. Su dueño era hombre de gran autoridad e influencia en este lugar. Además hubo otra pulpería en el lugar que ahora se conoce por calles Gaona y Santa Rosa: la pulpería de Vizcarreta.

 

LA ESCUELA DE PUENTE MÁRQUEZ

Nos habla Hilario Rodríguez de la vieja escuela de Puente Márquez. Se expresa con admiración de la ex directora de esa escuela, señora Luisa Morales de Voelklein. Según su opinión nunca hubo en Puente Márquez educadora que superara a la señora de Voelklein. Con anterioridad recuerda también la excelente actuación de la señora de Coquet, esposa del ex jefe de la estación ferroviaria, que fuera directora de esa escuela.

 

UNA ANÉCDOTA. HILARIO RODRÍGUEZ NO NACIÓ PARA SER RICO

Del tropel de recuerdos que van desfilando a medida que evoca acontecimientos de la niñez o la juventud surge una curiosa anécdota que nuestro reporteado narra con lujo de detalles.

-…No amigo, yo no he nacido para ser rico… Acostumbraba a comprar de vez en cuando algún billete de lotería, un día me mandaron una decena íntegra del número 11665; lo tuve en mi poder tres días y al tercer día, al hallarme con el que lo enviaba le pregunté si no tenía otro número peor para mandarme. “¿No le gusta ese”, me preguntó. “No, hombre, no me gusta ni lo quiero, lléveselo y mándeme otro si tiene tiempo”. En eso, escuchaba esta conversación don Antonio… (ahora no recuerdo el apellido, pero sé que fue sacristán en la iglesia de Morón) y resolvió quedarse con el número. “Me lo llevo yo”, dijo, “tal vez ese tenga premio”.

-Ya ve usted –dice don Hilario- el número 11665 Salió premiado con la grande: cien mil pesos. Pero tengo la idea que en algún lugar, sin buscarlo volveré a encontrar ese número… Ese día no he de perderlo… quién le dice que todavía pueda “pegarla”…

Cuando nos retiramos, luego de agradecer a nuestro informante los datos interesantísimos que nos acaba de suministrar nos acompaña amablemente hasta el corpulento ombú que se eleva majestuoso a la entrada.

Y al estrechar la mano de este criollo genuino sentimos un sincero sentimiento de afecto y de respeto. Involuntariamente sin quererlo, sentimos que este anciano es todo un símbolo tradicional y una extraña evocación de épocas lejanas de este querido pueblo de Ituzaingó. Epocas mejores que las actuales, cuando otros sentimientos presidían las relaciones; cuando la sencillez era la característica de cada acto y de cada pensamiento…

Y murmuramos:

-¡Dichoso de usted, amigo, que conoció Ituzaingó en aquellos años!

 

A PESAR DE SUS 70 AÑOS DE EDAD DON LUIS LEONARDO QUE NACIÓ EN ITUZAINGÓ, RECUERDA SUCESOS INTERESANTÍSIMOS

 



A medio kilómetro de la casita donde reside don Hilario Rodríguez hallamos el rancho tradicional de D. Luis Leonardo, otro criollo auténtico que muy amablemente se presta a facilitarnos cuantos datos creamos de interés para los fines de esta publicación.

Luis Leonardo tiene 70 años de edad. Nació en Ituzaingó el 14 de septiembre de 1863 en el lugar conocido por campo de Santiago Loza.

 

EL PRIMER BOLICHE

Según don Luis Leonardo el primer boliche que se recuerda fue el que se estableció en la calle Santa Rosa detrás del local que ocupa actualmente el negocio del señor Oscar Arnal. Dicho “boliche” se conocía por de Don Bartolo y fue muy concurrido en sus primeros tiempos.

 

CUANDO SE CONSTRUYÓ LA ESTACIÓN

El tren pasaba por aquí –nos dice don Luis Leonardo- y seguía hasta Merlo. No había estación en aquel tiempo. Sin embargo, aunque ya era bien chico en aquel entonces pues solo contaba 9 años de edad recuerdo un episodio interesante. Era de verano, o tal vez de primavera, pues no sabría afirmar con seguridad. Me encontraba en un campo en un lugar que debía corresponder al sitio donde está ahora la escuela número 6, o un poco más al Oeste. De pronto vi llegar un tren y con la sorpresa imaginable observé que se detenía en ese lugar. Bajaron unos señores que parecían extranjeros y después de observar un rato vi que tomaban algunas medidas; finalmente clavaron cuatro estacas entre los yuyos, a la orilla de la vía, y ascendieron nuevamente al tren que siguió su marcha.

Poco tiempo después descargaron ladrillos y otros materiales y se inició la construcción de una casa de tres habitaciones, con techo a dos aguas; eso fue la estación Ituzaingó.

 

OCHO MESES CERRADA

Terminada la estación y habilitada sucedió que no había pasajeros ni carga, ni nada que hacer con ella. ¿Para qué ferrocarril si había buenos caballos?” Posiblemente habrá sido por eso que la estación estuvo cerrada durante ocho meses. Después de ese tiempo se libró nuevamente al servicio público y esta vez permaneció funcionando hasta hoy.

 

LOS JEFES DE ESTACIÓN EN ITUZAINGÓ

-¿Y recuerda usted, preguntamos, quién fue el primer jefe de estación en este pueblo?

-Sí, lo recuerdo perfectamente –responde Leonardo-. Sé que se llamaba don Gabriel Millán; tengo presente su apellido. No duró mucho tiempo aquí porque lo despidió la empresa debido a un accidente que fue el primer descarrilamiento que hubo en Ituzaingó.

-¿Un descarrilamiento? Cuéntenos eso amigo Leonardo.

 

EL PRIMER DESCARRILAMIENTO

Ese descarrilamiento fue la derrota del jefe. El único personal era el jefe y un peón. El jefe tenía una vaca y el peón era quien se la ordeñaba todos los días, aunque eso no era su obligación porque la empresa no pagaba al peón para servicio particular del jefe. Pues bien: ese día llegó el tren antes que el peón le haya dado el cambio de vía porque en ese momento estaba ocupado en ordeñar la vaca. Al ver al tren corrió a dar el cambio cuando la máquina ya había cruzado y la consecuencia fue que los vagones se salieron de la vía. Debido a eso fue despedido el jefe.

 

OTROS JEFES DE ESTACIÓN

Y después de Manuel Millán ¿qué otros jefes se acuerda?

-Hubo varios. El segundo fue Mascardi, padre de los vecinos de ese mismo apellido; tercero fue Agustín Cuello, cuarto el señor Balestraci, que fue jefe de Morón y que se jubiló hace poco y quinto el señor Osvaldo Coquet que también se ha jubilado. Actualmente como se sabe, el jefe es el señor Felizzola.

Respondiendo a una pregunta nos dice don Luis Leonardo que la primera casa que se construyó en el pueblo de Ituzaingó, es decir, la parte que ocupa actualmente fue la de la viuda de Ratti, hoy quinta de Benvenutto. Esa casa fue construida en el año 1873 y posteriormente fue modificada en su aspecto.

La segunda casa fue la que ocupaba el primer almacén de don Felipe Pastré. Aun existe esa casa y es la que está situada en la calle Santa Rosa y Rivadavia, lado Norte de la vía, siendo la única que conserva su aspecto inicial.

La tercera casa fue la de Tabacco, hoy conocida por de Peredo, que se incendió hace algunos años.

La cuarta casa fue la de Cánepa donde funcionó un almacén.

Esos son –nos dice- los edificios más viejos que aún existen en el pueblo.

 

COMO ADQUIRIÓ DON MANUEL RODRÍGUEZ LOS CAMPOS DE ITUZAINGÓ

Don Manuel Rodríguez nos dice nuestro informante, compró a Juan Ponce diez cuadras de campo. El precio fue un frasco de ginebra que éste debía. La escritura se hizo en el boliche de don Bartolo que estaba situado en la actual calle Santa Rosa casi esquina Rivadavia. Eso fue en el año 1870. Allí se inició un pleito largo que sostuvo don Manuel Rodríguez con Melchor González, dueño este último de trescientas cuadras que formaban parte de la misma fracción de las diez que había adquirido don Manuel Rodríguez. El pleito fue largo pero al final Manuel Rodríguez perdió las trescientas cuadras.

 

LAS ELECCIONES DE ITUZAINGÓ

En aquella época se disputaban el poder dos partidos: mitristas y alsinistas. En las elecciones en el comicio había dos mesas: los mitristas votaban en una mesa y los alsinistas en otra. En esta zona había un pulpero mitrista, hombre de gran autoridad. Ahora bien; el que votaba por los alsinistas podía estar seguro que lo mandaban a la frontera.

 

“LOS TACHOS”

El vecindario habrá conocido –por lo menos los vecinos de quince años de residencia- unos enormes tanques con herrumbre que se encontraban en el campo situado detrás del vivero de Calé y Cía., donde actualmente hay un horno de ladrillos. Esos tanques eran conocidos por “los tachos” y hasta así se denominó al Campo de “los tachos”. Un extraño misántropo vivió allí, convirtiendo uno de esos tanques en residencia, lo que motivó una nota gráfica de “Caras y Caretas” con texto a varias páginas.

Nos explica don Luis Leonardo que esos tachos fueron de un gran saladero y grasería que se instaló en el año 1871, propiedad de Agustín Silveira y que proporcionaba trabajo a mucha gente y que se denominaba “La Manuela”. Desapareció el saladero pero quedaron los tachos allí más de cuarenta años.

Cuando nos retiramos agradecimos a D. Luis Leonardo la amplia y preciosa información que acaba de suministrarnos y que para los que ignoran estas cosas resulta de un valor inestimable.

 

LA IGLESIA DE ITUZAINGÓ PRÓXIMA A EDIFICARSE SEÑALARÁ UN PROGRESO ARQUITECTÓNICO

 


La construcción de la iglesia de Ituzaingó se iniciará próximamente con motivo de haberse salvado todos los obstáculos que retardaron el comienzo de la obra.

La recolección de los fondos ha estado a cargo de la Unión Vecinal de Ituzaingó, la prestigiosa entidad que preside el ingeniero don Juan Narbondo y se hallan a la orden de la citada entidad.

El croquis con que ilustramos esta página es la reproducción fiel del proyecto preparado por el ingeniero señor José Quartino, proyecto aprobado por la C.D. de la Unión Vecinal y por el Obispado cuyo visto bueno puede verse en el mismo grabado.

La construcción se levantará en el ángulo de las calles 25 de Mayo y Soler, en la manzana de los edificios públicos.

Por la sobriedad de su estilo y estética arquitectónica el edificio a construirse señalará otra manifestación para el progreso de la construcción en nuestro pueblo, a la vez que una satisfacción para la población religiosa.

La colocación de la piedra fundamental será celebrada con diversos actos populares cuya organización estará a cargo de la comisión de festejos de la localidad.

Antes de finalizar estas breves anotaciones debemos referirnos a la eficaz y desinteresada gestión del escribano don Hermidio Petrelli que tuvo a su cargo todos los largos trámites que demandó la obtención del título de propiedad que se requería para iniciar la obra.